viernes, 16 de agosto de 2013

La liberación de Rafael Caro Quintero: “Allá por la madrugada sus deseos serán cumplidos”, y así fue.

Hace unos días, el capo Rafael Caro Quintero, fue liberado luego de permanecer 28 años en la cárcel. Nacido en 1952 y originario de Badiraguato, una población de pocos habitantes y ubicada en el estado de Sinaloa. Tierra que por cierto también vio nacer a Joaquín “El Chapo” Guzmán, el narcotraficante más buscado en los últimos años.

Por Noé Alí Sánchez Navarro / @noesanz

La relación que guardan estos dos personajes va más allá de su lugar de origen. El primero, se convirtió en el estandarte de las primeras generaciones del narcotráfico en México; mientras que el segundo, ha visto consolidar la estructura de producción y venta de drogas, no solo en México, sino más allá de sus fronteras. 

Rafael Caro Quintero, es uno de esos personajes que si usted lo cuenta como realidad algunos pensarían que es ficción. Más allá de la impunidad que le favoreció para construir su riqueza y poder, la leyenda del capo cuenta que, incluso ofreció al gobierno mexicano pagar la deuda externa, con el único fin de ser totalmente libre y dejaran de perseguirlo.
Hacia la década de los ochenta se convirtió en uno de los traficantes más influyentes e importantes. Junto con Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo ("Don Neto"), fundó el Cártel de Guadalajara, una de las primeras agrupaciones narcotraficantes en formarse y consolidarse.
El crecimiento de esta estructura criminal, fue tanto que, el gobierno mexicano permitió la participación del Departamento Antidrogas de los Estados Unidos (DEA). El trabajo de investigación permitió que en 1984 se llevara a cabo un decomiso de miles de toneladas de droga, en el rancho “El Búfalo”, ubicado en el estado de Chihuahua, propiedad de Rafael Caro Quintero.
La respuesta del “Narco de narcos”, no tardó mucho en llegar, días después, Enrique Camarena, quien tenía orígenes mexicanos, y que se desempeñaba como agente de la DEA, fue secuestrado y un mes más tarde fue encontrado torturado y asesinado, en el estado de Michoacán. El motivo, su participación en el operativo del rancho.
En abril de 1985, Caro Quintero, fue capturado en Costa Rica, país en el que se había refugiado al intensificarse su búsqueda. Ya en México, el narcotraficante fue sentenciado a 40 años de prisión, ya que en ese entonces era el máximo de años permitidos por la ley. Fue acusado de narcotráfico, lavado de dinero y asesinato.
Hoy, faltando más de 10 años para concluir su condena, un tribunal en Guadalajara ordenó la liberación del narcotraficante, al concluir que Caro Quintero, había sido juzgado de manera incorrecta respecto al asesinato de Camarena, condena que estaría por cumplir. La razón: Habría sido juzgado en el fuero federal y se tendría que haber realizado por la jurisdicción común, ya que el agente de la DEA no había sido reconocido como agente diplomático de los Estados Unidos al momento de su muerte.
Así es, creíble o no, Rafael Caro Quintero está más libre que nunca, sin cumplir condena y sin pagar la deuda externa. Las reacciones no se han hecho esperar, desde la molestia y preocupación en Estados Unidos, pasando por la incredulidad de la sociedad mexicana, hasta la sorpresiva reacción y respuesta del Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam.
La liberación del capo no es una buena noticia para nadie, eso debe de preocuparnos. No lo es para el Gobierno, porque aunque no se puede afirmar que tuvo relación directa con la decisión, la situación se suma a la molestia generalizada que ha provocado la reciente exoneración de Raúl Salinas de Gortari, quien estaba detenido por enriquecimiento ilícito; y lo permisivo que ha sido el gobierno con Carlos Romero Deschamps, líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros.
Y para la sociedad, es totalmente alarmante e insultante. Dejar en libertad a un hombre que le dio estructura a uno de los males más dolorosos para el país, es una muestra clara de lo incomprensible que puede llegar a ser el sistema de justicia mexicano.
Esto deja las puertas y las ventanas abiertas para las nuevas generaciones de criminales, el mensaje es claro, puedes hacer lo que quieras, matar, secuestrar, vender drogas y un prolongado etcétera, el sistema tendrá un hueco y justo por ahí está la salida. Imagínese, en veinte años, ver salir como si nada y sin cumplir condena, a todos los narcotraficantes, sicarios y secuestradores que han sido detenidos.
Si es cierto que existió un error en la condena de Rafael Caro Quintero, respecto al asesinato de Camarena, habría que preguntarse, ¿Habrá sido el único asesinato que cometió u ordeno? Y no menos importante y preocupante, cuántos detenidos estarán pagando una sentencia por un error, y por ellos no se hace nada. La justicia en México es clasista, a unos les toca y a otros no; unos salen antes de tiempo, otros jamás pisarán la cárcel; algunos casos se revisan, otros tantos se olvidan. Depende, todo depende de cómo te llames.
Tras la liberación, el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, señaló que no se trata de un caso de impunidad total, ya que estuvo en prisión durante 28 años. Pero aquí también todo depende de cómo se vea el vaso, medio lleno o medio vacío. Porque quizá lo correcto es que se trata de un caso donde no hay justicia total, y ahí es donde está precisamente lo más delicado, la justicia es o no es, si Rafael Caro Quintero no cumplió con su sentencia se llama impunidad.
Ya lo decía el corrido: “El león es rey de las fieras aunque se encuentre enjaulado” Hoy, ese león ha vuelto a la selva.

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