jueves, 8 de agosto de 2013

La agenda violenta de los noticieros: “A cualquiera le puede pasar”

México vive un constante crecimiento de índices de violencia e inseguridad, aunque las causas parecieran ser evidentes, los medios de comunicación masiva también se han convertido en una parte silenciosa del problema.
Noé Alí Sánchez Navarro / @noesanz

Es un hecho que los medios de comunicación son un importante agente de socialización, a través de ellos no sólo nos informamos de lo que sucede en nuestro entorno, además, contribuyen a la formación de los individuos por medio de la apropiación de conceptos y nociones que tienen una relación estrecha con la forma en que nos relacionamos con los demás.

A pesar de las innovaciones tecnológicas, la televisión es un medio que sigue estando vigente y siendo accesible para la mayoría, es el principal medio de entretenimiento e información, razón por la cual, el poder que tiene este medio juega un papel fundamental para la formación de las sociedades. Las audiencias, activas o pasivas, tienen en consideración de lo que se habla en la televisión.
México en la actualidad vive un constante crecimiento de índices de violencia e inseguridad. Aunque las causas parecieran ser evidentes, los medios de comunicación masiva también se han convertido en una parte silenciosa del problema.Aunado al poder informativo que los medios han adquirido, especialmente la televisión, no se puede pasar por alto el aumento considerable de violencia, que ha modificado el quehacer de los medios. Alrededor del mundo se desarrollan diferentes conflictos que tienen como causantes las mafias, (que mediante asesinatos y violencia buscan el control de la droga, su producción y su venta) las ideologías religiosas, la cultura, la violencia intrafamiliar, el pandillerismo, etc.

Los medios con la intención de informar y/o entretener han reforzado el contenido violento de sus presentaciones, y ya no sólo hablamos de películas, caricaturas y series, ahora debemos presenciar en los noticieros la constante proyección de sucesos violentos que suceden en las calles. Lo que estamos viendo en la televisión dejó de ser ficción y se convirtió en violencia real.
Ante sucesos como asesinatos, ejecuciones, asaltos, la relación sociedad y medios ha cambiado; la sociedad, se ha visto orillada a recurrir a los medios para distraerse e informarse. El temor de salir a la calle y ocupar los espacios públicos ha provocado que las familias se encierren con la televisión encendida. Los medios le han dado prioridad a la noticias que tienen que ver con asesinatos, capturas y ejecuciones, justificando esta acción con legitimar la información.
La investigación científica sobre la relación entre violencia y televisión ha sido tratada desde hace tiempo. Sin embargo, aún no se ha encontrado una explicación definitiva. Lo que está claro es que mientras muchos sectores de la población han manifestado su preocupación y repudio por tanta violencia, la televisión la utiliza para alimentar el contenido de programas con excelentes resultados en niveles de audiencia y cuantiosos beneficios económicos.
Aunque distantes en el tiempo, algunos resultados parecen estar de acuerdo con el hecho de que la violencia en la televisión, desde cualquier perspectiva, afecta en la forma de pensar, en los estados de ánimo, en las emociones y hasta en los propios sentimientos de los individuos y que los grupos de audiencia más afectados a consecuencia de la televisión son los niños y los jóvenes.
A consecuencia de la situación que se vive en México, existe mucha preocupación porque las nuevas generaciones sean en un futuro personas violentas. Aunque es un tema que debe abordarse, es importante considerar los factores generadores de esta situación y afrontarlos.
Si en verdad nos interesa disminuir la violencia en el país, no bastará con llenar las calles de policías. Mientras tengamos tanta desigualdad, impunidad, corrupción e injusticia, las cosas no cambiarán.
De igual manera, si los medios siguen empeñados en, por una parte, establecer una agenda mayoritariamente violenta, y por otra, omitir información tratando de hacer creer que las cosas se han solucionado, seguiremos viviendo en un ambiente de mucha incertidumbre.
En un trabajo de investigación que realicé en el 2010, cuando el clima de inseguridad y violencia alcanzó su punto más grave, pude recuperar las voces de algunos jóvenes ante esta situación. Quizá algunos piensen que los jóvenes ya no ven la televisión, pero la realidad es que los usos que éstos les dan a los medios es lo que ha cambiado: ahora hay más pantallas, más posibilidades de informarse.Lo que estamos viviendo no es nada sencillo: ante la saturación de violencia nos estamos acostumbrando a ella, cuando vemos en las noticias que alguna manifestación o protesta fue irrumpida de manera violenta por la policía, la justificamos. Nos estamos acostumbrando a buscar villanos donde sea.

A pesar de que desde hace mucho tiempo a los jóvenes se les ha estigmatizado por ser violentos, rebeldes y perezosos, y que muchos de estos señalamientos vienen desde los propios medios, ellos han demostrado que les interesa lo que está pasando en su entorno.
En México, la violencia que ha sacudido al país ocupa posiciones informativas privilegiadas; desde la espectacularidad en las capturas de narcotraficantes, hasta la proyección constante y repetitiva de cuerpos humanos destrozados y mutilados.
El riesgo desde la mirada joven no está en convertirse en personas violentas, esa postura es muy cómoda y minimiza un problema más grave. Lo que debe preocuparnos es que, a través de tanta violencia, estamos enseñando a las nuevas generaciones a perder la esperanza en las instituciones, en la justicia. A los jóvenes les parece incongruente lo que ven en las noticias, no basta la captura de un poderoso narcotraficante si en las calles de su ciudad, de su barrio, todo sigue igual.
Los jóvenes no son presa fácil de la manipulación mediática, actualmente cuentan con más medios para estar mejor informados y tener mayores elementos que les permitan analizar lo que dicen; las redes sociales e internet no son un sustituto de la televisión pero sí medios de reforzamiento.
Después de tantas noticias relacionadas con asesinatos, es común escuchar a algunos jóvenes decir: “A cualquiera le puede pasar”, “Cuando te toca, te toca” y “Es la realidad y ya me acostumbré”.A través de las nuevas tecnologías los jóvenes comparten experiencias, ideas y sentimientos sobre lo que les interesa. La violencia como fenómeno social es algo que les preocupa y afecta; sus actividades, las de sus padres y la propia dinámica social ha cambiado, no sólo por la situación de inseguridad pública, también por la misma proyección que se da de lo que pasa en las calles a través de los medios.
Las coberturas noticiosas nos están inculcando a banalizar la violencia, todos sabemos que representa un problema social grave, pero a través de la cobertura mediática lo estamos asumiendo como algo normal y justificable, percibiendo la fuerza y la agresión como parte de nuestra realidad.
Si le queremos ganar la partida a la violencia, tenemos que hacerlo desde todos los medios posibles, es urgente que dejemos de reducir la gravedad del problema a un programa de noticias.

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