lunes, 30 de septiembre de 2013

Sin periodismo libre; ni libertad, ni democracia

México se ha convertido en uno de los países más peligrosos para ejercer un periodismo libre y el Estado se muestra ineficiente para hacer justicia y brindar garantías a los periodistas.

Noé Alí Sánchez Navarro / @noesanz

El 16 de Septiembre se celebra el día en que México comenzó la lucha por su independencia en 1810, es un día de fiesta nacional donde se recuerda a los personajes que iniciaron la historia de un país libre y soberano.
Hace tres años, precisamente un 16 de septiembre, después de los festejos patrios, a Luis Carlos Santiago Orozco le arrebataron la vida con varios disparos, uno de ellos en la cabeza.
Luis Carlos era fotógrafo de El Diario de Juárez, uno de los principales periódicos en el estado de Chihuahua, tenía 21 años de edad, y tan sólo dos semanas de haber iniciado su aventura en el periodismo como becario en este medio.
El joven fotógrafo fue asesinado cuando abordaba el vehículo en el que se transportaba, y que estaba estacionado en un centro comercial cercano al periódico. Desde que sucedió el homicidio, el mismo medio de comunicación ha estado al pendiente del desarrollo de la investigación, misma que al llegar a su tercer año de iniciada tiene el mismo resultado, nada.
México se ha convertido en uno de los países más peligrosos para ejercer un periodismo libre, sin censura, ni violencia. 
Como la historia de Luis Carlos hay muchas más, vidas que han sido opacadas y periodistas callados a través de las balas y el miedo. No por nada, México se ha convertido en uno de los países más peligrosos para ejercer un periodismo libre, sin censura, ni violencia; y donde ha quedado en evidencia la ineficiencia del gobierno para hacer justicia y brindar garantías a quienes día a día salen a trabajar sin tener la certeza de que van a regresar a casa.
Según información periodística y de diferentes ONGs, en el mismo año en que Luis fue asesinado, el 2010, uno de los más violentos en la historia del país, fueron asesinados más de diez periodistas. La preocupación recae en que a pesar de la alternancia política que ha vivido el país, la situación no ha mejorado, al contrario, se ha agudizado más.
Cierta “libertad” de la que gozan hoy los medios de comunicación parecía ser imposible antes del año 2000, es decir cuando el PRI gobernaba. La llegada del PAN a la presidencia, permitió mayor acceso y oportunidad a los medios, pero paradójicamente también dejó más agresiones y muertes. La organización Artículo 19, defensora de la libertad de expresión, reveló que del 2000 al 2012, (periodo gobernado por el PAN) fueron asesinados 70 periodistas.
Algunas de las cosas que ha traído el regreso del PRI al poder, es el sentido reformista en el que ha entrado el país, y el ocultamiento de información de hechos violentos y asesinatos, sin duda, todo lo anterior ha generado que los medios también cambien sus formas de hacer periodismo.
Los temas relacionados con la violencia y al narcotráfico han disminuido considerablemente en las agendas de muchos medios, aunque esto no quiere decir que la violencia haya desparecido o que las agresiones a medios y periodistas no se estén dando. De hecho, han persistido.
A inicios de este año, el periódico Mural en Guadalajara fue atacado con explosivos, a este evento se agregaron otros atentados más, al periódico Zócalo, al siglo de Torreón, al mismo Diario de Juárez, y al canal de televisión 44, de Ciudad Juárez.
El miedo no puede, ni debe ser el motor que genere los cambios que el país necesita.
Aunque con frecuencia los ataques han sido ligados al crimen organizado, la misma organización Artículo 19, ha expresado su preocupación por la participación del gobierno en algunas agresiones.
Entre las agresiones a medios y periodistas, la presión del gobierno y los compromisos políticos de algunos medios, la información que estamos recibiendo carece de crítica, análisis profundo y reflexión, y eso es sumamente preocupante.
La realidad en el país es que muchos medios locales se encuentran acorralados por el miedo; algunos simplemente han dejado de cubrir la fuente policiaca o del narcotráfico; mientras que otros han optado por convertirse en transmisores de boletines oficiales que surgen de las oficinas de prensa del gobierno, y eso nos sirve muy poco, por no decir que no sirve de nada.
Lo que está sucediendo no es cosa menor, a través de los medios estamos adquiriendo sólo una parte de lo que sucede, y si es verdad que México va a entrar a una transformación, es necesario que la ciudadanía tenga todas las perspectivas y la mayor información posible.
El miedo no puede, ni debe ser el motor que genere los cambios que el país necesita; y lo que estamos encontrando en muchos medios es miedo y censura.
Carecer de medios que informen sin censura, es negarnos la posibilidad de ser ciudadanos más críticos y analíticos. Es por eso que el libre ejercicio del periodismo nos debe interesar y preocupar a todos.
Por otro lado, es importante que el Estado asuma el rol que le corresponde y brinde las condiciones para que todos los periodistas puedan realizar su trabajo sin condiciones de presión ni hostigamiento, sin importar si éstos están o no, de acuerdo con las acciones que el gobierno va emprendiendo.Porque me imagino que lo que movió a Luis Carlos Santiago, Armando Rodríguez, Regina Martínez, por mencionar algunos periodistas que han sido asesinados, fue su deseo de dar a conocer la verdad.
Aunque el dolor persiste y la impunidad parece que prevalece encima de todo, lo que los periodistas caídos nos han enseñado es que, no tener medios de comunicación libres es caminar a ciegas, es atentar contra la democracia, la justicia y la libertad, esa que tanto celebramos cada 16 de septiembre.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Ciudad Juárez: La Ciudad equivocada

La realidad reclamó su lugar en Ciudad Juárez, la masacre en el poblado de ¨Loma Blanca¨ dejó en evidencia que las cosas no han cambiado mucho y que hay regiones en el país que se encuentran prácticamente en el olvido. 
Noé Alí Sánchez Navarro / @noesanz
Una de las fechas que quedó marcada en la memoria de Juárez, es sin duda el 31 de enero de 2010. Aquel día, sucedió uno de los hechos más violentos e impactantes de los que se tenga memoria en la Ciudad. En “Villas de Salvarcar”, una colonia ubicada al poniente de la Ciudad, un grupo de sicarios asesinó a 15 jóvenes, entre ellos estudiantes de diferentes preparatorias y universidades de la localidad, mientras se divertían en una fiesta en un domicilio particular.
Aquel trágico día representaría ser sólo el principio del año más violento en la historia de la Ciudad, mismo que se llevó consigo a más de 3,000 vidas. Este hecho despertó la indignación de la sociedad, en especial de los jóvenes, que veían con tristeza cómo sus espacios ya no eran lugares seguros.
Ciudad Juárez se convirtió en el foco de atención a nivel nacional e internacional. Los hechos violentos pusieron al descubierto que, además de la lucha de diferentes grupos del crimen organizado por establecerse en la ciudad, el problema era aún más profundo, un modelo económico descuidado, falta de empleos dignos y bien remunerados, nula creación de espacios educativos, culturales, deportivos y artísticos, entre otras cosas, signos claros de la deterioración del tejido social.
Aunque es cierto que los hechos violentos han disminuido considerablemente, me refiero particularmente a las ejecuciones, siguen presentándose situaciones que atentan directamente contra la sociedad: los asaltos y las extorsiones, por ejemplo.
Hace apenas unos días, en la antesala del fin del periodo del presidente municipal en turno, Héctor Murguía, (quien ha dicho una y otra vez que Ciudad Juárez ya es una ciudad segura) el fantasma de “Villas de Salvarcar” apareció para decir lo contrario: una cosa es que la violencia (en cualquiera de sus formas) no se deje ver, y otra muy distinta es que ya no exista.
El pasado 22 de septiembre, diez personas fueron asesinadas en el poblado de Loma Blanca, a las orillas de Ciudad Juárez. Hombres armados que se identificaron como parte del grupo delictivo “La línea”, dispararon contra un grupo de personas que se encontraban celebrando el triunfo que habían obtenido en una liga local de béisbol.
Las victimas de la matanza fueron siete hombres, dos mujeres y una niña de seis años. El hecho es totalmente desgarrador, escenas que no puedes imaginar y que aparecen como si nada; así pasa aquí, cuando piensas que lo has visto todo llega otra cosa que lo supera, más cruel, más impactante y más inhumano.
Los integrantes del equipo de béisbol y quienes los acompañaban a este importante festejo, porque quienes practican algún deporte, saben que no miento cuando digo que ganar en algún deporte es reflejo de entrega, compromiso y disciplina, de ahí su importancia. Los Cardenales, como se hacían llamar en el torneo local de béisbol, sintieron ese placer de la victoria, pero alguien decidió que ésa sería su última carrera, que el festejo sería breve y debía terminar con la muerte.
A un costado del trofeo, colocado sobre una mesa y que los ratificaba como los mejores del campeonato, quedaron los cuerpos de los jugadores que aún llevaban puestos sus uniformes, quedaron tirados, sin vida, destrozados.
Un día después de la masacre, en algunos poblados cercanos a Loma Blanca, aparecieron mensajes en bardas y mantas, en los que “gente de Gavino Salas” responsabiliza al grupo delictivo “La Línea” del asesinato. Decía uno de los mensajes: “La guerra es entre nosotros no con inocentes, nosotros no matamos niños ni señoras”.

La masacre en Loma Blanca ha puesto al descubierto que la guerra de la que hablan los grupos delictivos que se encuentran en la ciudad está viva; así como también ha permitido ver el abandono en el que se encuentran algunas zonas de la ciudad e incluso del país. Porque en el Valle de Juárez se siguen cometiendo muchas injusticias, porque las disputas del narco se mantienen, los retenes del crimen organizado continúan y el miedo avanza.
Lo que pasó en Ciudad Juárez es que “sacamos” al crimen del centro, de la ciudad, y éste se fue, al menos eso pensaron nuestros gobernantes y eso nos quisieron hacer ver, pero la verdad es que el crimen encontró una nueva morada en los márgenes, a las orillas, que por cierto, a pesar de la oscuridad en la que viven, también son ciudad.
El 23 de septiembre, Ciudad Juárez despertó con la noticia de que después de más de tres años, volvió a ser de nuevo el centro de atención de medios nacionales e internacionales: “Masacre en Loma Blanca”. Ni Villas de Salvarcar, ni Loma Blanca deben quedar impunes, no pueden ser dos historias en las que el motivo del crimen coincida. Después de lo que la ciudad ha vivido no es justo decir que los asesinos se equivocaron o confundieron, que era un pleito entre pandillas, que era una venganza o que simplemente las víctimas estaban en el lugar equivocado. La justicia tiene que ver y estar más allá de eso, no podemos seguir caminando y justificar la muerte y la violencia, debemos dejar de ser la ciudad equivocada.
Como ya es una costumbre, muchos de los titulares de los medios, de forma simplista, sin conocimiento y con muy poca sensibilidad, se concretaron a decir: "Resurge la violencia en Juárez", a ellos habrá que decirles que no, que ellos sí están totalmente equivocados, que de acá la violencia nunca se fue, nunca. 

viernes, 13 de septiembre de 2013

Diana, La Cazadora de choferes: La catarsis de la impunidad

Ciudad Juárez, Chihuahua, ha pasado por muchos momentos complicados, unos más dolorosos que otros, sin duda los relacionados con el narcotráfico son aquellos que despiertan más temor en la sociedad, pero, aquel que sigue causando más sufrimiento e indignación, son los asesinatos de mujeres que se han presentado en la ciudad desde hace más de veinte años.
Por: Noé Alí Sánchez Navarro / @noesanz
 

Aunque desde hace tiempo las autoridades municipales y estatales se han esforzado por hacer creer que el problema se ha solucionado, la realidad es muy distinta, simplemente porque no se puede dar vuelta a la página cuando no se ha hecho justicia para tantas mujeres. Porque hay familias que siguen esperando volver a ver a sus esposas, hermanas e hijas, o porque incluso existen casos que ni siquiera se han investigado.
Lo que ha pasado de manera reciente en Ciudad Juárez, puede sonar a una historia de película, con un guión basado en el sufrimiento y la impunidad. Es en este contexto, quebrantado por tanta violencia y muerte donde surge: “Diana, la cazadora de choferes”.
El pasado 28 de agosto, antes de las ocho de la mañana, un conductor de transporte público de la línea 4-A, fue asesinado.
Lo anterior, en una ciudad como ésta pudiera parecer hasta cierto punto normal, aunque era de llamar la atención que el asesinato había sido cometido por una mujer que, según testigos, tenía el cabello rubio y vestía con ropa negra.
El caso obtuvo la atención de los medios y la ciudadanía muy pronto. Al día siguiente, el jueves 29, también en la mañana, otro conductor sería asesinado por una persona que tenía las mismas características del crimen del día anterior. El modo también había sido idéntico, una mujer realizó la parada del camión, subió los escalones y luego disparó para después huir. Así de simple y complicado a la vez.
Algunos días después del par de asesinatos, a través de un correo electrónico dirigido a un medio de comunicación electrónico de la localidad, “Diana, la cazadora de choferes”, como firmó el correo, se adjudicó los dos asesinatos, como venganza por las violaciones que han sufrido mujeres empleadas de maquiladoras por conductores de transporte público.
El mensaje de la presunta responsable decía:
“Creen que porque somos mujeres somos débiles y puede ser que sí, solo hasta cierto punto, pues aunque no contamos con quien nos pueda defender y tenemos la necesidad de trabajar hasta altas horas de la noche para mantener a nuestras familias, ya no podemos callar estos actos que nos llenan de rabia. Mis compañeras y yo sufrimos en silencio pero ya no podemos callar más. Fuimos víctimas de violencia sexual por choferes que cubrían el turno de noche de las maquilas aquí, en Juárez, y aunque mucha gente sabe lo que sufrimos, nadie nos defiende ni hacen nada por protegernos, por eso yo soy un instrumento que vengará a varias mujeres que, al parecer, somos débiles para la sociedad. Pero no lo somos, en realidad, somos valientes y si no nos respetan nos daremos a respetar por nuestra propia mano, las mujeres juarenses somos fuertes”.
Una mujer realizó la parada del camión, subió los escalones y luego disparó para después huir. Así de simple y complicado a la vez.
Aunque es un caso que ha despertado muchas especulaciones, no quisiera empezar haciendo un cuestionamiento de la existencia de “Diana la cazadora”. Cabe recordar que las autoridades de esta ciudad en muchas ocasiones han inventado culpables y enemigos, con el único fin de quitarse responsabilidades y tranquilizar la presión social, porque se carece de información suficiente y pruebas para el desarrollo de la investigación. Sin duda es un hecho que merece un análisis más allá de lo evidente.
Aunque los motivos pudieron ser muchos: narcotráfico, asalto, venganza o crimen pasional, quisiera describir lo que representa la existencia de un mensaje tan contundente y que ha podido recabar en muy poco tiempo tantas respuestas; y no sólo me refiero al hecho, es decir a los asesinatos, sino al poder simbólico y a la respuesta social que esta mujer ha tenido.
Apenas unos cuantos días después de los asesinatos, fue creada una cuenta en la red social Facebook, bajo el nombre: “Diana, la cazadora de choferes”, aunque es evidente que la cuenta no es administrada por la autora de los crímenes, los comentarios que algunos usuarios han realizado tienen algo en común, la mayoría son de apoyo y admiración hacia la misteriosa mujer, reflejo del hartazgo y desanimo social a consecuencia de tanta injusticia.
A diez días de que la cuenta fue creada, ya cuenta con 1692 seguidores, es decir, usuarios a los que les "gusta" la página. Diana se ha convertido en todo un personaje, y aunque hay quien cuestiona el hecho de que se haga justicia por su propia mano, son más los que celebran sus acciones, justificándolo en la necesidad de que alguien hiciera justicia de verdad.
Lo que Diana significa es que Ciudad Juárez es una sociedad que necesita héroes y justicia, porque más allá de que su existencia sea real, la ciudadanía lo justifica.
Uno de los primeros comentarios que se recibió en la red social dice: "Yo apoyo a Diana, la cazadora de choferes!!!!! YA BASTA DE VIOLACIONES A LAS MUJERES!!!" Otro comentario dice: "No estoy de acuerdo en la violencia, generalmente genera más violencia, pero con toda honestidad, la entiendo, no es posible que las mujeres sufran en silencio y lo peor, que las autoridades no hagan nada..."
Y uno más dice: "Creo que es muy valiente, ha hecho lo que muchas no se han atrevido hacer y que incluso las mismas mediocres autoridades no han podido detener. Sigue adelante, no solo las mujeres de Juárez te apoyan!".
Para entender lo que esta heroína (como la llaman sus seguidores en Facebook) representa, uno tiene que asomarse forzosamente a la realidad que vive el país, el caso de Diana es una réplica de lo que ocurre en muchos estados, con los grupos de autodefensa, las policías comunitarias, los linchamientos públicos a ladrones e incluso a policías, es el reflejo de que, ante la ausencia de la ley algunos optaron por aplicarla por su propia cuenta.
Lo que Diana significa es que Ciudad Juárez es una sociedad que necesita héroes y justicia, porque más allá de que su existencia sea real, la ciudadanía lo justifica. Diana también representa las miles de mujeres asesinadas, el paso doloroso de los años y los expedientes de investigación archivados.
Diana nos empuja a darnos cuenta de que nos hemos olvidado de pedir justicia, de darles su lugar en la memoria histórica de la ciudad a tantas mujeres asesinadas. La historia de Diana no nació en agosto, se gestó hace más de veinte años, y bien o mal, legal o ilegalmente, representa muchísimas cosas que van más allá de lo evidente, es por todo lo anterior que me atrevo a decir que, aunque sea simbólicamente, Diana si existe. 

jueves, 5 de septiembre de 2013

Todos contra los maestros mexicanos: el linchamiento mediático

En los últimos días las manifestaciones públicas, marchas y protestas de miles de maestros integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), han puesto en serios predicamentos a la capital del país. Los docentes provenientes de diversas entidades, piden la anulación de la reforma educativa.
Por: Noé Alí Sánchez Navarro /  @noesanz
Esta reforma fue promulgada a inicios de este año y lejos de ser asumida por los maestros como un cambio importante ha sido vista como una imposición del Estado.
La reforma educativa es uno de los estandartes de los cambios estructurales que ha propuesto el presidente Enrique Peña, a través del llamado Pacto por México. La misma reforma atrajo la atención de la opinión pública a raíz de la detención de la líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Ester Gordillo; el mensaje fue contundente, venía un cambio y este se daría a costa de lo que fuera.
Entre otras cosas, la reforma educativa propone la creación del Servicio Profesional Docente, que pretende que se reconozca la formación y los logros de los maestros; y el fortalecimiento del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, que dotaría al Instituto de facultades para realizar los cambios necesarios que se vayan detectando en el sistema educativo.
Para México el cambio en educación es urgente y necesario, creo que en eso no hay duda, si una nación quiere mejorar sus condiciones de desarrollo, tiene la obligación de invertir sus mejores esfuerzos en la educación, especialmente a nivel básico. Pero, ¿no cree usted que un cambio de esta magnitud, y sobre todo que implica a tantos actores, debe de considerar, como mínimo, a los constructores del aprendizaje?
Los medios de comunicación han condenado a todos los maestros, basta con mirar los principales periódicos nacionales. El imaginario social cree que los maestros son irresponsables y violentos. 
La molestia de los maestros radica principalmente en los siguientes temas. Primero, a los maestros jamás los tomaron en cuenta en la construcción de la reforma educativa, lo que ha provocado que exijan que la misma, debe ponerse a consideración, de tal manera que beneficie a todas las partes.
La segunda, que el cambio propuesto se asemeja más a una reforma laboral en el sector educativo, ya que la aprobación de la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación (INEE), modificaría considerablemente el proceso de ingreso y permanencia, porque a través de una evolución estandarizada se determinaría si los profesores están aptos para iniciar o continuar en servicio.
Todo lo anterior ha generado una cobertura mediática impresionante. La televisión, radio, prensa y espacios virtuales han dedicado mucho tiempo para informar sobre las manifestaciones de la CNTE, desde la obstrucción de calles y avenidas, hasta la toma del Congreso de la Unión y del acceso al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Esta situación ha provocado el malestar de muchos ciudadanos y los medios la han transmitido una y otra vez. Pero, lo que pocos han dejado ver a través de sus espacios, son las inconformidades y exigencias de los maestros.
Los medios de comunicación han condenado a todos los maestros, basta con asomarse a las primeras planas de los principales periódicos de circulación nacional para darse cuenta de ello. El imaginario social está en la creencia de que todos los maestros son irresponsables, vándalos y violentos, y en eso, los medios tienen mucha responsabilidad: han roto toda posibilidad de empatía de la sociedad con la causa de los maestros.
Esta postura de muchos medios no deja ver muchas cosas, o mejor dicho, permite ver solo unas cuantas, y eso es grave. La agenda informativa, las editoriales, las notas y demás contenidos mediáticos han hecho ver que un problema urgente y de importancia nacional, se reduzca a culpar y condenar a uno solo de los responsables, y eso me parece una ligereza enorme.
Pensar que la reforma lo resuelve todo es estar en un error, mucho menos si ésta tiene en contra a los maestros.
La realidad de la educación en México tienen muchos responsables, ciertamente en ellos están incluidos los maestros, pero también están los padres de familia, los directivos, los responsables de la educación a nivel estatal y federal e incluso, la misma sociedad.
Pensar que la reforma lo resuelve todo es estar en un error, mucho menos si ésta tiene en contra a los maestros. El problema de la educación en México es estructural, y como tal hay que afrontarlo. Si le vamos a exigir a los maestros que se capaciten y permitan ser evaluados, entonces empecemos a preocuparnos porque todos, sí, todos los maestros, tengan un espacio digno donde laborar.
Porque aunque duela, en México siguen existiendo escuelas donde no hay servicio eléctrico y en otras donde ni siquiera hay salones y así, en esas circunstancias, hay quienes continúan con su labor.
Desde la mirada de los medios, a la ciudadanía le duele el tráfico, el desorden en las calles y llegar tarde al trabajo; mientras que los maestros tienen miedo a ser evaluados y su lucha se basa en un discurso sin propuesta. Pero si los medios de comunicación fueran equilibrados, podríamos darnos cuenta de que la realidad es distinta.El linchamiento mediático a los maestros no nos sirve de nada, es un bombardeo innecesario que no nos deja ver que la educación es un tema que nos corresponde a todos. La educación no puede ni debe de ser excluyente, no debe de reducirse a un solo actor, ni utilizarse como pugna política. Simplemente porque ahí está nuestro futuro.
Necesitamos a los maestros en los salones de clase, impartiendo clase y compartiendo su conocimiento, si a los medios les interesa tanto como lo han hecho ver estos días, estoy seguro que eso estará en las primeras planas.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Informe presidencial: México sigue en campaña

Se han cumplido los primeros nueve meses de la administración de Enrique Peña Nieto (EPN) como presidente de México, y el panorama no es nada alentador para el país, o al menos, el cambio prometido no se ve reflejado en mejores condiciones de vida para la ciudadanía común.
Por Noé Alí Sánchez Navarro / @noesanz
El crimen organizado sigue gozando de total libertad, la violencia se incrementa, no hay suficientes empleos, el precio de servicios como la gasolina está por los cielos y las reformas estructurales han generado más rechazo que aceptación.
En el mensaje que el presidente emitió, con motivo de su primer informe de gobierno, hizo hincapié, entre otras cosas, en que México tiene una democracia madura que debería permitirnos alcanzar acuerdos.
La duda es si a esta democracia madura ya no le cabe la posibilidad de que el informe presidencial se presente por el mismo presidente ante el Congreso, y no sólo ante invitados especiales. El día del presidente en México es cosa del pasado.
El informe de gobierno ha perdido todo valor, a la sociedad le importa poco y el gobierno hace lo que quiere con él, desde el formato hasta el fondo. Ya desde hace tiempo, especialmente en el gobierno de Felipe Calderón, el mensaje presidencial sufrió de modificaciones prácticamente cada año, y esta vez no fue la excepción. Aunque ciertamente el Presidente cumplió constitucionalmente, al entregar su informe por escrito, EPN no quiso exponerse ni arriesgarse, y prefirió hacerlo desde su trinchera.
El informe de gobierno ha perdido todo valor, a la sociedad le importa poco y el gobierno hace lo que quiere con él, desde el formato hasta el fondo.
La desorganización fue muestra clara de la poca seriedad del mensaje, la sede cambió de lugar dos veces; en el Congreso de la Unión no se pudo y no se quiso realizar por las protestas que mantienen los maestros integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que una semana antes habían tomado las instalaciones; luego se pensó en Campo Marte, idea que se desechó por el valor simbólico que tendría hacerlo en una instalación militar. Finalmente se optó por hacerlo dentro de una enorme carpa en la Residencia Oficial de Los Pinos, es decir, en casa.
EPN llega a su primer año de trabajo en un ambiente de mucho descontento social, así se pudo ver en la semana previa al informe, las protestas de los maestros son muestra clara de la inconformidad que en muchos sectores del país existe. La realidad es que hay demasiadas expectativas y muy pocos resultados.
Sin duda, el estandarte de la administración de Peña han sido las reformas constitucionales planteadas como resultado del llamado Pacto por México.
Tan sólo en nueve meses se aprobaron dos de ellas, telecomunicaciones y educación, y aunque ninguna de las dos tiene el sí definitivo, ya están sobre la mesa, a pesar de que una de ellas ha despertado una de las movilizaciones más numerosas en el país.
En este sentido reformista del primer año de gobierno, lo que parecía una virtud se convirtió en un enemigo, me refiero a que, a pesar de la formación del pacto por México que unía en una misma dirección a las principales fuerzas políticas del país, la ejecución de los planes trazados no se ha materializado o simplemente han sido insuficientes.
Es precisamente en este panorama en el que se puede vislumbrar que lo que viene es aún más complicado; las siguientes dos reformas que se han trazado son la hacendaria y la energética, ésta última con más oposición que la educativa. Lo anterior es resultado de que al Pacto por México se le olvidó tomar en cuenta a los mexicanos, habrá consenso en lo político pero no con la sociedad.
En su mensaje, EPN no dijo algunas cosas que quizá para sus invitados especiales no sean evidentes o motivo de cuestionamientos, pero que muchos mexicanos padecen, ven y sienten. Hay dos problemas que se ocultan y son graves: la economía y la inseguridad.
El Presidente decidió no hablar de la desaceleración económica que los ciudadanos ven reflejada en su calidad de vida. También omitió decir que durante su mandato han muerto más de 13 mil personas.
El Presidente decidió no hablar de la agónica desaceleración económica que vive el país y que muchos ciudadanos ven reflejada en su calidad de vida. También omitió decir que durante su mandato han muerto más de 13 mil personas, muestra de que el plan para terminar con la inseguridad y violencia no están funcionando, a esto último tendríamos que agregar las desapariciones forzadas, las extorsiones y la formación y consolidación de los grupos de autodefensa.
Al México del 2013 le duelen muchas cosas, seguimos cargando con males patológicos que parecen ser interminables, ante un panorama tan triste y sombrío, EPN decidió salirse por la tangente, invitar a unos cuantos que curiosamente representan a pocos, y repetir hasta el cansancio (lo invito a leer el mensaje) las palabras “cambio” y “transformación”, como si las palabras tomaran acción por si solas.
En México no se sabe a dónde vamos, las propuestas de cambio han terminado por polarizar a gran parte del país, entre los que apoyan a los maestros y los que rechazan su postura; entre los que aprueban la reforma energética y los que defienden el petróleo y entre los que dicen que hay menos violencia y los que simple y sencillamente decidieron tomar las armas para defenderse. El pacto que unió a la clase política tiene dividido al país.
Lo que hizo EPN en su menaje fue postergar sus promesas, ganar tiempo asegurando un futuro en donde todos cabemos, porque en sí, no informó sobre logros.
Después de casi un año de gobierno, lo que Enrique Peña Nieto sigue haciendo son promesas, como cuando estaba en campaña.Lo que hizo fue centrarse en los cambios que promete si se apoyan las reformas, es decir, habrá cambio pero con la condición de apoyo y obediencia.