viernes, 7 de junio de 2013

Guardería ABC: Justicia ausente, impunidad presente

                                                                                    
¿Por qué a todos debe dolernos e indignarnos el caso de la guardería ABC? Se cumplen cuatro años de una de las tragedias más dolorosas en la historia de México.

Noé Alí Sánchez Navarro / @noesanz

El caso de la Guardería ABC, es un claro ejemplo de que mientras el dolor carcome y perdura es que la justicia está ausente. 

Eran minutos después de las dos de la tarde del 5 de junio de 2009, la Guardería ABC, ubicada en Hermosillo, en el estado de Sonora, subrogada por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a particulares, fue consumida por un incendio, el siniestro dejó 49 niños muertos (25 niñas y 24 niños) y más de 70 con lesiones que han dejado una huella imborrable en su vida.

El terror de aquel día comenzó en una bodega de la Secretaría de Hacienda estatal, el fuego se propagó hasta llegar a la guardería, de las llamas y el humo se gestaba la tragedia infantil más dolorosa; la tristeza y desconsuelo de padres y madres ante la noticia más cruel y desgarradora: La muerte había tomado a sus hijos dormidos.
Con la herida profunda y abierta, al pasar de los días fueron apareciendo varias irregularidades, aunque la guardería había pasado por revisiones de seguridad por las instancias correspondientes, no contaba con dos elementos fundamentales para afrontar este tipo de sucesos, no había extintores, ni salidas de emergencia
Aunque la tragedia no quisiera politizarse, las relaciones personales de los dueños lo hacían prácticamente imposible, Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella, una de las propietarias era familiar de Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón, entonces presidente de México. Aunque en el 2009 se le dio auto de formal prisión, para el 30 de noviembre del 2010 ya había sido absuelta de toda responsabilidad penal en su contra, ¿el motivo? No tenía obligaciones en el cuidado de los niños.
A la fecha, cuatro años después de la tragedia que sacudió a México, ninguno de los servidores públicos acusados por la muerte de 49 niños ha sido sentenciado, a pesar de la intensa lucha de padres de familia, la justicia en México parece estar sorda, muda y ausente.
Los mismos padres han responsabilizado a actores políticos importantes, como al ex Gobernador de Sonora, Eduardo Bours Castelo, los afectados aseguran que el incendio fue provocado con la intención de hacer desaparecer documentos importantes que implicaban al gobernador con la deuda del estado generada por su administración, los documentos estarían justo en el lugar donde el incendio inició.
Incluso, tan solo un mes después de la tragedia de la guardería, y luego del proceso electoral en el estado de Sonora (donde por cierto perdió su partido), Eduardo Bours dijo: “Puedo caminar por la calle con la frente en alto, sostener la mirada, decir con mucho orgullo lo que hemos hecho. Eso es muy importante, porque ¿cuánta gente hoy día puede dormir con la satisfacción del deber cumplido, de la congruencia, de la lealtad? ¿Cuánta gente puede decir abiertamente: me he mantenido en mis principios y en mis ideales? Yo duermo como bebito, como niño, porque me mantengo en los fundamentos y eso al final del día es lo importante de todo”.

Ante lo anterior vienen a mi mente muchas preguntas: ¿En serio se podrá dormir tranquilo después de la muerte de 49 niños? ¿Qué le pasa al sistema de justicia mexicano? ¿Qué le pasa a la clase política? ¿Por qué piensan que al cabo de una administración se le puede dar carpetazo al dolor y a la injusticia? ¿Dónde están los responsables? Me es imposible entender tanta insensibilidad, tanta dureza, tanta sordera.

Luego de cuatro años, el tiempo parece ser aliado de unos cuantos, quizá pensando en que el caso se pueda poco a poco olvidar, pero a nosotros como ciudadanos no nos beneficia en nada, al contrario, nos afecta porque cada día que pasa sin hacerse justicia es clara muestra de que uno de los males más grandes, dañinos y añejos de nuestra historia está presente, la impunidad. Es decir, la lucha de los padres de esos indefensos niños, es también nuestra lucha.

Más allá de que lo sucedido aquella tarde de junio del 2009, haya sido un accidente (producto de la negligencia criminal) o haya sido provocado, no encuentro motivos para darle la vuelta a la página, negligencia o provocado hay responsables, y hasta ahora no hay detenidos. La justicia se hace realidad o no es justicia.
Recientemente escucho con frecuencia que ante la transición de poderes, México ha entrado en una etapa de cambios, donde la clase política se dice unida para afrontar las transformaciones que el país necesita, pero también sigo escuchando los reclamos, el dolor, la tristeza y la tragedia de los padres de familia. Incluso, como candidato el ahora presidente, Enrique Peña Nieto, se comprometió a que inmediatamente iniciado su mandato haría justicia, han pasado seis meses del inicio de su administración y no ha pasado nada.

Si pretendemos entrar a una etapa de cambios verdaderos tenemos que empezar por atacar lo que nos hace tanto daño, sin importar los nombres, sin importar los cargos, porque donde la justicia está ausente, la impunidad está presente. La clase política de nuestro país debe sensibilizarse y entender que el primer pacto que México necesita es con la justicia, punto.

http://mexico.cnn.com/media/2010/06/05/guarderia-abc_3.jpg

lunes, 3 de junio de 2013

Aquí.

Extrañar es abrazar la ausencia, hacerla nuestra.
Recordar es fabricar pensamientos, sentimientos y emociones.
Entre extrañar, recordar y todas sus variables, 
solo puedo deducir: Tú sigues estando aquí.