En los últimos años, el desarrollo de las Tecnologías de la Información ha crecido considerablemente. Si bien el acceso a las mismas se ha incrementado, también han provocado una marcada separación entre quienes tienen la oportunidad y capacidad para utilizarlas, y aquellos que no.
La llamada Brecha Digital, como se le ha denominado este fenómeno, puede ser vista desde diversos ángulos, aunque el resultado viaja siempre hacia la misma dirección: La exclusión y la discriminación.
El mismo concepto nos obliga a mirar y reflexionar que esta separación empieza a ser más marcada y determinante que la provocada por el analfabetismo tradicional. Los que no están “conectados” sufren las consecuencias y la marginación del determinismo tecnológico.
Pasaron muchas décadas antes de que México pudiera tener una cobertura relativamente aceptable en cuanto a personas capaces de leer y escribir. Pero cuando
llegó, se encontró con que la comunicación había dado un brinco más allá de lo escrito y se encontraba instalada en la era de la Tecnología y la Información, donde leer y escribir no siempre son suficientes.
Para algunos, el fenómeno de la brecha digital sólo se da en las regiones del país con menos desarrollo o en las zonas rurales, pero no es así. La situación es aún más complicada de lo que parece a simple vista, estamos tocando la puerta que abre paso hacia una nueva forma de exclusión social.
Cuando hablamos de exclusión social nos referimos a los individuos que viven en serias y marcadas desventajas ante el contexto actual, es decir, en situaciones de pobreza extrema, marginación, carencia de servicios básicos y falta de oportunidades.
Esta situación ha provocado que nos encontremos ante una nueva y desafiante realidad, el “Analfabetismo Digital”, individuos que simplemente no tienen relación, acceso y/o vínculo con las tecnologías.
Y es que, aquellos que no tienen contacto con la tecnología no lo han hecho sólo por cuestiones económicas, hay otros más que no tienen los conocimientos que se requieren, mientras tanto, quienes viven en zonas de difícil acceso, hacerlo resulta prácticamente imposible.
Contrario a lo que muchos pudieran pensar, la principal causa para que se dé la brecha digital no sólo es la tecnología y sus usos, también son determinantes la pobreza, el rezago educativo, la carencia en infraestructura y la limitante de la cobertura en todo el país.
Para el 2013, se dio a conocer que en México, 49.4 millones de personas son usuarias de una computadora y 46 millones usan Internet, esto según la Encuesta en Hogares sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información.
Según el INEGI, hay 11.1 millones de hogares que cuentan con computadora, lo que equivale a más del 36% del total; es decir, el 64% no dispone de un ordenador.
En cuanto a la conectividad, son más de 9 millones los hogares que tienen conexión a Internet, lo que corresponde al 30.7% del total del país, lo cual indica que casi el 70% no tiene acceso a la red desde su casa.
Sin embargo, aunque se ha registrado un crecimiento importante en cuanto a niveles de uso, aún hay mucho por hacer. No sólo por aquellos que no tienen acceso a una computadora o a Internet, también es importante lograr que la tecnología tenga un mayor impacto social y productivo.
Aunque se pudiera pensar que aquellos que tienen mayores oportunidades tecnológicas (cuentan con computadora, servicio de Internet y conocimientos informáticos) tienen más posibilidades de desarrollo, educativo o laboral, no es así. Dicho escenario pone en evidencia la arriesgada situación en la que se encuentran los “Analfabetas Digitales”.
Desde hace más de una década, en México se han implementado diversos programas para reducir la brecha digital, tanto por el gobierno, como por la misma sociedad civil y el sector privado, pero no han sido suficientes para disminuir el rezago existente.
Entre los proyectos planteados, el más reciente es el del Presidente Enrique Peña Nieto, denominado: Estrategia Digital Nacional (EDN), que tiene como finalidad ofrecer mayor transparencia y simplificar trámites, además de mejorar cuestiones relacionadas con salud, educación, seguridad y economía.
Para la reducción de la brecha digital, es importante que se afronte de manera integral y no sólo se quede en una lista de buenas intenciones. Por eso las líneas de acción que se emprenderán a través de la EDN, deben ir más allá de la instalación y dotación de infraestructura, tal como se ha hecho en planes pasados.
No quiere decir que ofrecer computadoras a niños de educación básica sea un gasto inútil, siempre y cuando se haga con el pleno conocimiento de que el problema tiene más fondo. La herramienta tecnológica no garantiza el conocimiento por sí sola.
Otra de las cuestiones fundamentales para reducir la brecha en México, es el acceso y la penetración de Internet; además de que es importante que muchos puedan hacer uso de la red, es necesario que su acceso sea viable para la economía de las mayorías, y que éste sea en las mejores condiciones posibles.
México tiene enfrente un desafío que al ritmo del modelo social vigente, resulta impostergable y en el cual, no sólo se trata de invertir millones de pesos en equipo. Si los planes para reducir la brecha no contemplan a los más vulnerables, la tecnología no será una puerta al desarrollo, sólo se convertirá en una nueva forma de excluir, de dividir y de apagar…
Offline.
No hay comentarios:
Publicar un comentario