Noé Alí Sánchez Navarro.
@noesanz
México es un país de jóvenes, así lo
demuestran los últimos estudios realizados, tiene 36.2 millones de jóvenes, lo que equivale al 32% de la población
total del país. De ese total, el 50.8% son mujeres y el 49.2% son hombres.
En México la categoría de jóvenes incluye personas de los 12 a los 29 años de
edad.
Pero, ¿México será un país para los
jóvenes? de manera reciente se han presentado algunos estudios que nos obligan
a reflexionar sobre la condición en que viven los jóvenes en nuestro país, los
menciono precisamente con la intención de repensar a la juventud más allá de
que los datos por sí solos representan un panorama alarmante y al cual
deberíamos prestar atención.
Un estudio realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y
el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL)
menciona que el 54% de los niños y jóvenes de México viven en pobreza; el
estudio señala que 21.4 millones de
habitantes entre los cero y los 17 años sufren de carencias considerables en
educación, alimentación, vivienda y salud.
También, El Banco Mundial
presentó el informe: “La violencia juvenil en México” que destaca la situación
sobre la violencia juvenil en nuestro país. Dicho informe menciona que las y
los jóvenes representan el 38% de las victimas de los homicidios cometidos en
México durante los últimos 10 años y que más de la mitad de los delitos
ocurridos en el año 2010 fueron realizados por jóvenes entre 18 y 24 años. Es
decir, los jóvenes se manifiestan como víctimas pero también como victimarios.
Ante esta realidad que
deja entre ver un futuro incierto y sombrío para las y los jóvenes, hace algunos
días y en medio del período vacacional, cuando la opinión pública se encuentra
relajada y a la par de la cobertura noticiosa de manifestaciones y protestas en
contra de la reforma educativa, se dio a conocer que el Instituto Mexicano de
la Juventud (IMJUVE) pasaba a formar parte de la Secretaría de Desarrollo
Social.
El IMJUVE fue fundado el
6 de enero de 1999, siendo presidente de la república Ernesto Zedillo, y aunque
sus objetivos y funciones fueron cambiando, e incluso debo decir que
diluyéndose, el eje rector en sus inicios consistió en profesionalizar los
estudios y promover la investigación sobre juventud, además de fortalecer las
relaciones de asociaciones, movimientos y grupos interesados en las juventudes
con el gobierno.
El riesgo de agrupar,
homologar, fusionar, unir o como usted quiera llamarle al desvanecimiento
agónico de una Institución, que teniendo todas las condiciones y demandas para
realizar un trabajo especializado en temas juveniles y que para el país es
urgente, desaparezca, es dejar sin una instancia oficial que represente a las
juventudes desde sus realidades e intereses; más allá de hacer una evaluación y
análisis del desempeño del IMJUVE aquí el tema es el desinterés que una acción
como ésta refleja.
Lo que cambia es que el
IMJUVE dejará de ser un organismo público descentralizado, es decir, pierde
autonomía, patrimonio y personalidad jurídica. La sola presencia de este
Instituto permitía reconocer el valor y la importancia que tienen los jóvenes.
Ahora estará “fusionado” a una de las secretarías más saturadas, puesto que
desde allí se plantean temas que la actual administración ha marcado como
prioritarios, por ejemplo la cruzada nacional contra el hambre, lo que quiere decir
que el tema de las juventudes puede pasar a ser un tema secundario.
Con esta acción el
gobierno de Enrique Peña Nieto (EPN) refleja la poca intención que tiene por
acercarse a los jóvenes, a sus problemas, necesidades y actividades;
simplemente porque con este cambio se burocratiza al instituto y ¿sabe lo que
esto representa para los jóvenes? representa trabas, ambigüedad y lejanía.
Apenas en la campaña
electoral del 2012 EPN se enfrentó al movimiento #YoSoy132, grupo de jóvenes
con bases universitarias que demandaban entre otras cosas la construcción de
una democracia auténtica, dicho movimiento permitió darle voz a muchos otros
jóvenes, dejando clara su apatía por el entonces candidato; por ello me
sorprende que en lugar de acercarse a través del Instituto que tenía las bases
para crecer y consolidarse, decida “agruparlo” y con ello alejarse todavía más.
La situación de los
jóvenes en México es alarmante, puesto que incluso el presente es incierto. La
situación de violencia de los últimos años, aunado a las pocas oportunidades y
la indiferencia del gobierno, ha puesto a los jóvenes en una gran encrucijada.
Los jóvenes se han convertido en “carne de cañón” para el narcotráfico, uno de cada cuatro mexicanos
ejecutados durante la "guerra contra el narco" emprendida por Felipe
Calderón, es joven.
De igual manera los jóvenes siguen
padeciendo de males generacionales, son dueños de una desilusión heredada, siguen
sufriendo de pobreza, desempleo, falta de oportunidades educativas, violencia,
falta de servicios de salud y discriminación, jóvenes que viven el exilio en su
propio país.
Por esto es que me duele la
desaparición del IMJUVE, porque representaba una gran oportunidad para dar
respuestas a tantas preguntas, sé que no todo queda en manos del estado y que
hay movimientos que ante esta crisis tomarán fuerza a favor de los y las jóvenes.
Porque de una cosa si estoy seguro, los jóvenes no están reclamando atención y
tutelaje, reclaman espacios, igualdad y derechos.
http://mexico.cnn.com/nacional/2010/02/15/7-asesinatos-mas-en-ciudad-juarez-tras-la-partida-del-presidente |
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